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Lecturas diarias de la Leccionario de la Misa
Updated: 5 hours 21 min ago

Sábado de la XXXII semana del Tiempo ordinario

2 hours 21 min ago
Primera Lectura Sabidurίa 18, 14-16; 19, 6-9

Cuando un profundo silencio envolvía todas las cosas
y la noche estaba a la mitad de su camino,
tu palabra todopoderosa, Señor, como implacable guerrero,
se lanzó desde tu trono real del cielo
hacia la región condenada al exterminio.
Blandiendo como espada tu decreto irrevocable,
sembró la muerte por dondequiera;
tocaba el cielo con la mano y al mismo tiempo pisaba la tierra.

La creación entera, obediente a tus órdenes,
actuó de manera diversa a su modo de proceder
para librar a tus hijos de todo daño.
Una nube protegió con su oscuridad el campamento israelita
y donde antes había agua, surgió la tierra firme;
en el mar Rojo apareció un camino despejado
y en las olas impetuosas, una verde llanura.
Por ahí, protegido por tu mano, pasó todo el pueblo,
mientras contemplaba tus prodigios admirables.
Corrían como potros y brincaban como corderos,
dándote gracias, Señor, por haberlos liberado.

Salmo Responsorial Salmo 104, 2-3. 36-37. 42-43

R. (5a) Recordemos los prodigios del Señor.
Aclamen al Señor y denle gracias, 
relaten sus prodigios a los pueblos. 
Entonen en su honor himnos y cantos,
celebren sus portentos. 
R. Recordemos los prodigios del Señor.
El Señor hirió de muerte a los primogénitos de los egipcios, 
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
y entre sus tribus nadie tropezó. 
R. Recordemos los prodigios del Señor.
Se acordó de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abraham,
y sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. 
R. Recordemos los prodigios del Señor.

Aclamación antes del Evangelio Cfr 2 Tesalonicenses 2, 14

R. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio,
a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:

“En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.

Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ ”.

Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?”

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Viernes de la XXXII semana del Tiempo ordinario

Fri, 11/14/2025 - 04:30
Primera lectura Sabidurίa 13, 1-9

Insensatos han sido todos los hombres
que no han conocido a Dios
y no han sido capaces de descubrir,
a través de las cosas buenas que se ven a "Aquel-que-es"
y que no han reconocido al artífice, fijándose en sus obras,
sino que han considerado como dioses
al fuego, al viento, al aire sutil,
al cielo estrellado, al agua impetuosa
o al sol y a la luna, que rigen el mundo.

Si fascinados por la belleza de las cosas,
pensaron que éstos eran dioses,
sepan cuánto las aventaja el Señor de todas ellas,
pues fue el autor mismo de la belleza quien las creó.
Y si fue su poder y actividad lo que los impresionó,
deduzcan de ahí cuánto más poderoso es aquel que las hizo;
pues reflexionando sobre la grandeza y hermosura de las creaturas
se puede llegar a contemplar a su creador.

Sin embargo, no son éstos tan dignos de reprensión,
pues tal vez andan desorientados,
buscando y queriendo encontrar a Dios.
Como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas
y se dejan fascinar por la belleza de las cosas que ven.
Pero no por eso tienen excusa,
pues si llegaron a ser tan sabios para investigar el universo,
¿cómo no llegaron a descubrir fácilmente a su creador?

Salmo Responsorial Salmo 18, 2-3. 4-5

R. (2a) Los cielos proclaman la gloria de Dios.
Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día
y una noche se lo transmita a la otra noche.
R. Los cielos proclaman la gloria de Dios.
Sin que pronuncien una palabra,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra llega su sonido
y su mensaje, hasta el fin del mundo.
R. Los cielos proclaman la gloria de Dios.

Aclamación antes del Evangelio Lucas 21, 28

R. Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza,
porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 17, 26-37

En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: "Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.

Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.

Aquél día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.

Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada''.

Entonces, los discípulos le dijeron: "¿Dónde sucederá eso, Señor?" Y él les respondió: "Donde hay un cadáver, se juntan los buitres".

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Memoria de Santa Francisca Javier Cabrini, virgen

Thu, 11/13/2025 - 04:30
Primera lectura Sabidurίa 7, 22–8, 1

La sabiduría es un espíritu inteligente,
santo, único y múltiple,
sutil, ágil y penetrante,
inmaculado, lúcido e invulnerable,
amante del bien, agudo y libre,
bienhechor, amigo del hombre y amable,
firme, seguro y sereno,
que todo lo puede y todo lo ve,
que penetra en todos los espíritus:
los inteligentes, los puros y los más sutiles.

La sabiduría es más ágil que cualquier movimiento
y, por ser inmaterial, lo atraviesa y lo penetra todo.
La sabiduría es un resplandor del poder de Dios,
una emanación purísima de la gloria del omnipotente,
por eso nada sucio la puede contaminar.
Es un reflejo de la luz eterna,
un espejo inmaculado de la actividad de Dios
y una imagen de su bondad.

Ella sola lo puede todo;
sin cambiar en nada, todo lo renueva;
entra en las almas de los buenos de cada generación,
hace de ellos amigos de Dios y profetas,
porque Dios ama sólo a quienes conviven con la sabiduría.

La sabiduría es más brillante que el sol
y que todas las constelaciones;
si se la compara con la luz del día, la sabiduría sale ganando,
porque al día lo vence la noche,
pero contra la sabiduría, la maldad no puede nada.
Ella se extiende poderosa de un extremo al otro del mundo
y con suavidad gobierna todo el universo.

Salmo Responsorial Salmo 118, 89.90. 91. 130. 135. 175

R. (cf 88) Enséñanos, Señor, tus leyes.
Tu palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo.
Tú fidelidad permanece de generación en generación,
como la tierra, que tú cimentaste.
R. Enséñanos, Señor, tus leyes.
Todo subsiste hasta hoy por orden tuya
y todo está a tu servicio.
La explicación de tu palabra
da luz y entendimiento a los humildes.
R. Enséñanos, Señor, tus leyes.
Mira benignamente a tu siervo
y enséñame a cumplir tus mandamientos;
que sólo viva yo, Señor, para alabarte
y que tu ley me ayude.
R. Enséñanos, Señor, tus leyes.

Aclamación antes del Evangelio Juan 15, 5

R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: "¿Cuándo llegará el Reino de Dios?" Jesús les respondió: "El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allá', porque el Reino de Dios ya está entre ustedes".

Les dijo entonces a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les dirán: 'Está aquí' o 'Está allá', pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación".

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Memoria de San Josafat, obispo y mártir

Wed, 11/12/2025 - 04:30
Primera lectura Sabidurίa 6, 1-11

Escuchen, reyes, y entiendan;
aprendan, soberanos de todas las naciones de la tierra;
estén atentos, los que gobiernan a los pueblos
y están orgullosos del gran número de sus súbditos:
El Señor les ha dado a ustedes el poder;
el Altísimo, la soberanía;
él va a examinar las obras de ustedes
y a escudriñar sus intenciones.

Ustedes son ministros de su reino
y no han gobernado rectamente,
ni han cumplido la ley,
ni han vivido de acuerdo con la voluntad de Dios.
El caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina,
porque un juicio implacable espera a los que mandan.
Al pequeño, por compasión se le perdona,
pero a los poderosos se les castigará severamente.
El Señor de todos ante nadie retrocede
y no hay grandeza que lo asuste;
él hizo al grande y al pequeño
y cuida de todos con igual solicitud;
pero un examen muy severo les espera a los poderosos.

A ustedes, pues, soberanos, se dirigen mis palabras,
para que aprendan a ser sabios y no pequen;
porque los que cumplen fielmente la voluntad del Señor
serán reconocidos como justos,
y los que aprenden a cumplir su voluntad encontrarán defensa.
Pongan, pues, atención a mis palabras,
búsquenlas con interés y ellas los instruirán.

Salmo Responsorial Salmo 81, 3-4. 6-7

R. (8a) Ven, Señor, y haz justicia.
Protejan al pobre y al huérfano,
hagan justicia al humilde y al necesitado,
defiendan al desvalido y al pobre
y líbrenlos de las manos del malvado.
R. Ven, Señor, y haz justicia.
Yo declaro: "Aunque todos ustedes sean dioses
e hijos del Altísimo,
morirán como cualquier hombre,
caerán como cualquier príncipe".
R. Ven, Señor, y haz justicia.

Aclamación antes del Evangelio 1 Tesalonicenses 5, 18

R. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús,
pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 17, 11-19

En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!"

Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Memoria de San Martin de Tours, obispo

Tue, 11/11/2025 - 04:30
Primera lectura Sabidurίa 2, 23–3, 9

Dios creó al hombre para que fuera inmortal,
lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo;
mas, por envidia del diablo,
entró la muerte en el mundo,
y la experimentan quienes le pertenecen.

En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento.
Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
que su salida de este mundo era una desgracia
y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
Pero los justos están en paz.

La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.

En el día del juicio brillarán los justos
como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.

Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.

Salmo Responsorial Salmo 33, 2-3. 16-17. 18-19

R. (2a) Bendigamos al Señor a todas horas.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
Los ojos del Señor cuidan al justo
y a su clamor están atentos sus oídos.
Contra el malvado, en cambio, está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
Escucha el Señor al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas.
El Señor no está lejos de sus fieles
y levanta a las almas abatidas.
R. Bendigamos al Señor a todas horas.

Aclamación antes del Evangelio Juan 14, 23

R. Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: 'Entra enseguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú?' ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?

Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: 'No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer' ".

 

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Memoria de San Leon Magno, Papa y doctor de la Iglesia

Mon, 11/10/2025 - 04:30
Primera lectura Sabidurίa 1, 1-7

Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra, piensen bien del Señor
y con sencillez de corazón búsquenlo.
El se deja hallar por los que no dudan de él
y se manifiesta a los que en él confían.

Los pensamientos perversos apartan de Dios,
y los insensatos, que quieren poner a prueba el poder divino,
quedan en ridículo.
La sabiduría no entra en un alma malvada,
ni habita en un cuerpo sometido al pecado.
El santo espíritu, que nos educa, y huye de la hipocresía,
se aleja de la insensatez
y es rechazado por la injusticia.

La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres,
pero no dejará sin castigo al que blasfema,
porque Dios conoce lo más íntimo del alma,
observa atentamente el corazón
y escucha cuanto dice la lengua.
El espíritu del Señor llena toda la tierra,
le da consistencia al universo
y sabe todo lo que el hombre dice.

Salmo Responsorial Salmo 138, 1-3. 4-6. 7-8. 9-10

R. (24b) Condúceme, Señor, por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente:
tú conoces cuándo me siento o me levanto,
desde lejos sabes mis pensamientos,
tú observas mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
R. Condúceme, Señor, por tu camino.
Apenas la palabra está en mi boca
y ya, Señor, te la sabes completa.
Me envuelves por todas partes
y tienes puesta sobre mí tu mano.
Esta es una ciencia misteriosa para mí,
tan sublime, que no la alcanzo.
R. Condúceme, Señor, por tu camino.
¿A dónde iré yo lejos de ti?
¿Dónde escaparé de tu mirada?
Si subo hasta el cielo, allí estás tú;
si bajo al abismo, allí te encuentras.
R. Condúceme, Señor, por tu camino.
Si voy en alas de la aurora
o me alejo hasta el extremo del mar,
también allí tu mano me conduce
y tu diestra me sostiene.
R. Condúceme, Señor, por tu camino.

Aclamación antes del Evangelio Cfr Filipenses 2, 15. 16

R. Aleluya, aleluya.
Iluminen al mundo con la luz del Evangelio
reflejada en su vida.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 17, 1-6

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No es posible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquel que las provoca! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de pecado para la gente sencilla. Tengan, pues, cuidado.

Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo".

Los apóstoles dijeron entonces al Señor: "Auméntanos la fe". El Señor les contestó: "Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', y los obedecería".

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán

Sun, 11/09/2025 - 04:30
Primera lectura Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12

En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.

Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho.

Aquel hombre me dijo: "Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina".

Salmo Responsorial Salmo 45, 2-3. 5-6. 8-9

R. (5) Un río alegra a la ciudad de Dios.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
quien en todo peligro nos socorre.
Por eso no tememos, aunque tiemble,
y aunque al fondo del mar caigan los montes.
R. Un río alegra a la ciudad de Dios.
Un río alegra a la ciudad de Dios,
su morada el Altísimo hace santa.
Teniendo a Dios, Jerusalén no teme,
porque Dios la protege desde el alba.
R. Un río alegra a la ciudad de Dios.
Con nosotros está Dios, el Señor;
es el Dios de Israel nuestra defensa.
Vengan a ver las cosas sorprendentes
que ha hecho el Señor sobre la tierra.
R. Un río alegra a la ciudad de Dios.
 

Segunda lectura 1 Corintios 3, 9-11. 16-17

Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como un buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien construye sobre ellos. Que cada uno se fije cómo va construyendo. Desde luego, el único cimiento válido es Jesucristo y nadie puede poner otro distinto.

¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo.

Aclamación antes del Evangelio 2 Crónicas 7, 16

R. Aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este lugar, dice el Señor,
para que siempre habite ahí mi nombre.
R. Aleluya.

Evangelio Juan 2, 13-22

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?"

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Sábado de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario

Sat, 11/08/2025 - 04:30
Primera Lectura Romanos 16, 3-9. 16. 22-27

Hermanos: Saluden a Prisca y a Aquila, colaboradores míos en el servicio de Cristo Jesús, que por salvar mi vida arriesgaron la suya. A ellos no sólo yo, sino también todas las comunidades cristianas del mundo pagano les debemos gratitud. Saluden también a la comunidad que se reúne en casa de ellos.

Saluden a mi querido Epéneto, el primero que en la provincia de Asia se hizo cristiano. Saluden a María, que ha trabajado tanto por ustedes. Saluden a Andrónico y a Junías, mis paisanos y compañeros de prisión, que se han distinguido en predicar el Evangelio y en el apostolado, y que se hicieron cristianos antes que yo. Saluden a Ampliato, a quien tanto quiero en el Señor. Saluden a Urbano, colaborador nuestro en el servicio de Cristo, y a mi querido Estaquio.

Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Todas las comunidades cristianas los saludan.

Yo, Tercio, el escribano de esta carta, también les mando un saludo en el Señor. Los saluda Gayo, que me hospeda a mí y a esta comunidad. Los saludan Erasto, administrador de la ciudad, y Cuarto, nuestro hermano.

Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes. Amén.

A aquel que puede darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios único, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén.

Salmo Responsorial Salmo 144, 2-3. 4-5. 10-11

R. (1b) Dichosos los que aman al Señor.
Un día tras otro bendeciré tu nombre
y no cesará mi boca de alabarte.
Muy digno de alabanza es el Señor, 
por ser su grandeza incalculable. 
R. Dichosos los que aman al Señor.
Cada generación, a la que sigue
anunciará tus obras y proezas.
Se hablará de tus hechos portentosos,
del glorioso esplendor de tu grandeza. 
R. Dichosos los que aman al Señor.
Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino
y den a conocer tus maravillas. 
R. Dichosos los que aman al Señor.

Aclamación antes del Evangelio 2 Corintios 8, 9

R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriquecernos con su pobreza.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo. El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?

No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero’’.

Al oír todas estas cosas, los fariseos, que son amantes del dinero, se burlaban de Jesús. Pero él les dijo: “Ustedes pretenden pasar por justos delante de los hombres; pero Dios conoce sus corazones, y lo que es muy estimable para los hombres es detestable para Dios”.

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Viernes de la XXXI semana del Tiempo ordinario

Fri, 11/07/2025 - 04:30
Primera Lectura Romanos 15, 14-21

Hermanos: En lo personal estoy convencido de que ustedes están llenos de bondad y conocimientos para poder aconsejarse los unos a los otros. Sin embargo, les he escrito con cierto atrevimiento algunos pasajes para recordarles ciertas cosas que ya sabían. Lo he hecho autorizado por el don que he recibido de Dios de ser ministro sagrado de Cristo Jesús entre los paganos. Mi actividad sacerdotal consiste en predicar el Evangelio de Dios, a fin de que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable al Señor, santificada por el Espíritu Santo.

Por lo tanto, en lo que se refiere al servicio de Dios, tengo de qué gloriarme en Cristo Jesús, pues no me atrevería a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por mi medio para la conversión de los paganos, valiéndose de mis palabras y acciones, con la fuerza de señales y prodigios y con el poder del Espíritu Santo. De esta manera he dado a conocer plenamente el Evangelio de Cristo por todas partes, desde Jerusalén hasta la región de Iliria. Pero he tenido mucho cuidado de no predicar en los lugares donde ya se conocía a Cristo, para no construir sobre cimientos ya puestos por otros, de acuerdo con lo que dice la Escritura: Los que no habían tenido noticias de él, lo verán; y los que no habían oído de él, lo conocerán.

Salmo Responsorial Salmo 97, 1. 2-3ab. 3bc-4

R. (cf 2b) Que todos los pueblos aclamen al Señor.
Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria. 
R. Que todos los pueblos aclamen al Señor.
El Señor ha dado a conocer su victoria
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios 
su amor y su lealtad hacia Israel. 
R. Que todos los pueblos aclamen al Señor.
La tierra entera ha contemplado 
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor. 
R. Que todos los pueblos aclamen al Señor.

Aclamación antes del Evangelio 1 Juan 2, 5

R. Aleluya, aleluya.
En aquel que cumple la palabra de Cristo,
el amor de Dios ha llegado a su plenitud.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’. Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan’.

Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Este respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’.

El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz’’.

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Jueves de la XXXI semana del Tiempo ordinario

Thu, 11/06/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 14, 7-12

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos.

Pero tú, ¿por qué juzgas mal a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos vamos a comparecer ante el tribunal de Dios. Como dice la Escritura: Juro por mí mismo, dice el Señor, que todos doblarán la rodilla ante mí y todos reconocerán públicamente que yo soy Dios.

En resumen: cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta de sí mismo a Dios.

Salmo Responsorial Salmo 26, 1. 4. 13-14

R. (13)  El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar? R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
Lo único que pido, lo único que busco
es vivir en la casa del Señor toda mi vida,
para disfrutar las bondades del Señor
y estar continuamente en su presencia.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

Aclamación antes del Evangelio Mateo 11, 28

R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Este recibe a los pecadores y come con ellos".

Jesús les dijo entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.

¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido'. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente".

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Miércoles de la XXXI semana del Tiempo ordinario

Wed, 11/05/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 13, 8-10

Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley. En efecto, los mandamientos que ordenan: "No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás" y todos los otros, se resumen en éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste en amar.

Salmo Responsorial Salmo 111, 1-2. 4-5. 9

R. (5a) Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor
y aman de corazón sus mandamientos;
poderosos serán sus descendientes:
Dios bendice a los hijos de los buenos.
R. Dichosos los que temen al Señor.
Quien es justo, clemente y compasivo,
como una luz en las tinieblas brilla.
Quienes compadecidos prestan
y llevan su negocio honradamente
jamás se desviarán.
R. Dichosos los que temen al Señor.
Al pobre dan limosna,
obran siempre conforme a la justicia;
su frente se alzará llena de gloria.
R. Dichosos los que temen al Señor.

Aclamación antes del Evangelio 1 Pedro 4, 14

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos,
porque el Espíritu de Dios descansa en ustedes.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:

"Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: 'Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar'.

¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.

Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo".

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Memoria de San Carlos Borromeo, obispo

Tue, 11/04/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 12, 5-16

Hermanos: Todos nosotros, aun siendo muchos, formamos un solo cuerpo unidos a Cristo, y todos y cada uno somos miembros los unos de los otros. Pero tenemos dones diferentes, según la gracia concedida a cada uno. El que tenga el don de profecía, que lo ejerza de acuerdo con la fe; el que tenga el don de servicio, que se dedique a servir; el que enseña, que se consagre a enseñar; el que exhorta, que se entregue a exhortar. El que da, hágalo con sencillez; el que preside, presida con solicitud; el que atiende a los necesitados, hágalo con alegría.

Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.

Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los maldigan. Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Que reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien pónganse al nivel de los humildes.

Salmo Responsorial Salmo 130, 1. 2. 3

R. Dame, Señor, la paz junto a ti.
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos soberbios;
grandezas que superen mis alcances
no pretendo.
R. Dame, Señor, la paz junto a ti.
Estoy, Señor, por lo contrario,
tranquilo y en silencio,
como niño recién amamantado
en los brazos maternos.
R. Dame, Señor, la paz junto a ti.
Que igual en el Señor esperen
los hijos de Israel, ahora y por siempre.
R. Dame, Señor, la paz junto a ti.

Aclamación antes del Evangelio Mateo 11, 28

R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: "Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios".

Entonces Jesús le dijo: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno le dijo: 'Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes'. Otro le dijo: 'Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes'. Y otro más le dijo: 'Acabo de casarme y por eso no puedo ir'.

Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el señor se enojó y le dijo al criado: 'Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos'.

Cuando regresó el criado, le dijo: 'Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar'. Entonces el amo respondió: 'Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa. Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete' ".

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Lunes de la XXXI semana del Tiempo ordinario

Mon, 11/03/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 11, 30-36

Hermanos: Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia.

¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo Responsorial Salmo 68, 30-31. 33-34. 36-37

R. (14c) A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Mírame, Señor, enfermo y afligido;
defiéndeme y ayúdame, Dios mío.
En mi cantar exaltaré tu nombre,
proclamaré tu gloria, agradecido.
R. A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Se alegrarán al verlo los que sufren;
quienes buscan a Dios tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre,
ni olvida al que se encuentra encadenado.
R. A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Ciertamente el Señor salvará a Sión,
reconstruirá a Judá;
la heredarán los hijos de sus siervos,
quienes aman a Dios la habitarán.
R. A ti, Señor, elevo mi plegaria.

Aclamación antes del Evangelio Juan 8, 31. 32

R. Aleluya, aleluya.
Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor,
serán verdaderamente discípulos míos
y conocerán la verdad.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 14, 12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer:

"Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.

Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos".

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos

Sun, 11/02/2025 - 04:30

Se utilizan las lecturas propuestas para los difuntos.

Primera Lectura Sabidurίa 3, 1-9

Las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento.
Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
que su salida de este mundo era una desgracia
y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
Pero los justos están en paz.

La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.

En el día del juicio brillarán los justos
como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.

Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.

Salmo Responsorial Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6

R. (1) El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce 
para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad. 
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tú mismo preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios; 
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes. 
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán
todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor
por años sin término. 
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Segunda Lectura Romanos 5, 5-11

Hermanos: La esperanza no defrauda porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.

En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.

Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

O bien: 

Romanos 6, 3-9

Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a él en su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.

Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre él.
 

Aclamación antes del Evangelio Mateo 25, 34

R. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor;
tomen posesión del Reino preparado para ustedes
desde la creación del mundo.
R. Aleluya.

Evangelio Juan 6, 37-40

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Solemnidad de Todos los Santos

Sat, 11/01/2025 - 04:30
Primera lectura Apocalipsis 7, 2-4. 9-14

Yo, Juan, vi a un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar. Les dijo: "¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!" Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.

Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: "La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero".

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios".

Entonces uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan la túnica blanca?" Yo le respondí: "Señor mío, tú eres quien lo sabe". Entonces él me dijo: "Son los que han pasado por la gran persecución y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero".

Salmo Responsorial Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6

R. (cf 6) Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene,
el orbe todo y los que en él habitan,
pues él lo edificó sobre los mares
el fue quien lo asentó sobre los ríos.
R. Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor?
¿Quién podrá estar en su recinto santo?
El de corazón limpio y manos puras
y que no jura en falso.
R. Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
Ese obtendrá la bendición de Dios,
y Dios, su salvador, le hará justicia.
Esta es la clase de hombres que te buscan
y vienen ante ti, Dios de Jacob.
R. Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
 

Segunda lectura 1 Juan 3, 1-3

Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.

Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tenga puesta en Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como él.

Aclamación antes del Evangelio Mateo 11, 28

R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo los aliviaré, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio Mateo 5, 1-12

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así:

"Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los sufridos,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos serán ustedes, cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos".

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Viernes de la XXX semana del Tiempo ordinario

Fri, 10/31/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 9, 1-5

Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo, que tengo una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.

Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto, las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo Responsorial Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20

R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
a Dios ríndele honores, Israel.
El refuerza el cerrojo de tus puertas
y bendice a tus hijos en tu casa.
R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.
El mantiene la paz en tus fronteras,
con su trigo mejor sacia tu hambre.
El envía a la tierra su mensaje
y su palabra corre velozmente.
R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.
Le muestra a Jacob su pensamiento,
sus normas y designios a Israel.
No ha hecho nada igual con ningún pueblo,
ni le ha confiado a otro sus proyectos.
R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.

Aclamación antes del Evangelio Juan 10, 27

R. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 14, 1-6

Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: "¿Está permitido curar en sábado o no?"

Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?" Y ellos no supieron qué contestarle.

 

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Jueves de la XXX semana del Tiempo ordinario

Thu, 10/30/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 8, 31-35. 37-39

Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros?

¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo? ¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada?

Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni creatura alguna podrá apartarnos del amor que nos ha manifestado Dios en Cristo Jesús.

Salmo Responsorial Salmo 108, 21-22. 26-27. 30-31

R. Sálvame, Señor, por tu bondad.
Trátame bien, Señor, por ser quien eres
Y por ser grande tu misericordia,
porque yo soy un pobre miserable,
que lleva el corazón atribulado.
R. Sálvame, Señor, por tu bondad.
Ayúdame, Señor, Dios mío
sálvame por tu bondad.
Que reconozcan aquí tu mano
y que tú, Señor, lo has hecho.
R. Sálvame, Señor, por tu bondad.
Mi boca le dará muchas gracias al Señor,
lo alabará en medio de la multitud.
porque se puso en favor del pobre,
para salvarle la vida de sus jueces.
R. Sálvame, Señor, por tu bondad.

Aclamación antes del Evangelio Lucas 19, 38; 2, 14

R. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor!
¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 13, 31-35

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: "Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte".

Él les contestó: "Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!

Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: '¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!' "

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Miércoles de la XXX semana del Tiempo ordinario

Wed, 10/29/2025 - 04:30
Primera Lectura Romanos 8, 26-30

Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.

Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por él según su designio salvador.

En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.

Salmo Responsorial Salmo 12, 4-5. 6

R. (6a) Confío, Señor, en tu bondad.
Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
Sigue dando luz a mis ojos
y líbrame del sueño de la muerte,
para que no digan mis adversarios que me han vencido
ni se alegren de mi derrota. R.
R. Confío, Señor, en tu bondad.
Pues yo confío en tu lealtad,
mi corazón se alegra con tu salvación
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. R.
R. Confío, Señor, en tu bondad.

Aclamación antes del Evangelio Cfr 2 Tesalonicenses 2, 14

R. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio,
a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”

Jesús le respondió: “Esfuércense en entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’. Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal’. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios.

Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos”.

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Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

Fiesta de los Santos Simón y Judas, Apóstoles

Tue, 10/28/2025 - 04:30
Primera lectura Efesios 2, 19-22

Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Salmo Responsorial Salmo 18, 2-3. 4-5

R. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día
y una noche se lo transmite a la otra noche.
R. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Sin que pronuncien una palabra,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra llega su sonido
y su mensaje hasta el fin del mundo.
R. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 6, 12-16

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.


 

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Lunes de la XXX semana del Tiempo ordinario

Mon, 10/27/2025 - 04:30
Primera lectura Romanos 8, 12-17

Hermanos: Nosotros no estamos sujetos al desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán.

Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.

El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él.

Salmo Responsorial Salmo 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21

R. Bendito sea el Señor, que nos salva.
Cuando el Señor actúa,
sus enemigos se dispersan
y huyen ante su faz los que lo odian.
Ante el Señor, su Dios,
gocen los justos y salten de alegría.
R. Bendito sea el Señor, que nos salva.
Porque el Señor, desde su templo santo.
a huérfanos y viudas da su auxilio;
él fue quien dio a los desvalidos casa,
libertad y riqueza a los cautivos.
R. Bendito sea el Señor, que nos salva.
Bendito sea el Señor, día tras día,
que nos lleve en sus alas y nos salve.
Nuestro Dios es un Dios de salvación,
porque puede librarnos de la muerte.
R. Bendito sea el Señor, que nos salva.

Aclamación antes del Evangelio Cfr Juan 17, 17

R. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad;
santifícanos en la verdad.
R. Aleluya.

Evangelio Lucas 13, 10-17

Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: "Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado".

Entonces el Señor dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?"

Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.

 

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